De hinojos, silenciosa y decidida,
ante la tierra fresca de mi antojo,
postrada frente al recuerdo de tu amor,
sin afán, sin palabras, sin enojo,
remojando con la fuente de mis ojos,
he cavado con mis manos,
la fosa en que el amor, hoy, ¡he sepultado!
Ante la presencia invisible de tu cuerpo,
ante la lucha solitaria de mi anhelo,
me arranqué tus besos de mis labios,
despegué tus manos de mi cuerpo,
tus palabras las borré de mi recuerdo,
y una a una, cada caricia, con firmeza,
agotada hoy de esperar,¡las he arrojado!
Sin ataúd, sin osario, en tierra húmeda,
puñado por puñado,
este amor que te entregué: he sepultado.
Sin testigos, sin palabras, sin el verso
de mi vida, el sentimiento he volcado,
en el hoyo oscuro de esta fosa,
donde hoy mis sueños desterré.
Al terminar, el sepelio de mi amor,
un suspiro, de mi alma se ha escapado,
lo atajé con las manos, con firmeza,
y al fondo de la mar... ¡Lo he arrojado!
Sobre el lecho donde yace hoy mi amor,
una estela de rosas he sembrado,
por si acaso retoñan nuevos versos,
que devuelvan, en flores... ¡mis sueños sepultados!
Al final, una vez que enterré todos mis sueños,
no hubo llanto, ni oraciones, ni plegarias,
ya no hay nada que decir, ni que sentir...
¡Silencio! en honor a nuestro amor,
¡hoy, y para siempre, he guardado!
Laura del mar